jueves, 18 de agosto de 2016

Arden nuestros montes y campos. Pierden nuestros pueblos y sus gentes. Ganan los de siempre.


El desastre ecológico que están provocando los incendios en el Estado Español (y en el resto de la península ibérica) nace de la premisa de máximo beneficio de las grandes empresas y constructoras que ven en la quema indiscriminada del terreno una oportunidad de incrementar su tasa de ganancia.

Es en este punto es donde Capitalismo y Medio Ambiente vuelven a entrar en contradicción. La necesidad de la oligarquía de seguir mejorando sus condiciones de vida provoca la desaparición de nuestra flora y fauna y además destruye una de las principales fuentes de ingreso de la población rural: la agricultura y los bosques.


Este incremento de beneficios no viene sólo derivado de la oportunidad de conseguir los terrenos a coste cero sino que muchas empresas forestales salen ganando con la retirada de la madera quemada y con la repoblación de los montes. Todo ello precarizando a las y los trabajadores forestales que viven cada verano bajo una losa de fuego.

En la actualidad los servicios contra incendio y el sector forestal no está profesionalizado, lo que supone falta de estabilidad en el empleo (siendo un trabajo de pocos meses al año), precariedad, ausencia de formación, bajos salarios en un sector peligroso, ausencia de reconocimiento de las enfermedades profesionales y la ausencia de un trabajo alternativo cuando no se puede combatir en primera línea de fuego. Esto unido a la diversidad de normas (o ausencias de las mismas) en las diferentes Comunidades Autónomas, la ausencia de convenio o el descuelgue por parte de las empresas concesionarias del servicio.

El hecho de que se trate de un empleo temporalizado impide realizar un proyecto de vida, que además unido a los recortes y falta de inversiones, impiden un trabajo de prevención que evite o mengue el riesgo de incendio. Como muchas y muchos expertos coinciden los incendios ‘se apagan en invierno’, además de que esta prevención es más barata y es más sostenible social y medioambientalmente. Un empleo con una mayor estabilidad y seguridad ayudaría a frenar el abandono del medio rural que muchas y muchos jóvenes sufren en busca de oportunidades, ya que ayudaría a fijar población que se dedique a la tareas de prevención y repoblación. Cabe recordar que existen diferente labores dentro de los profesionales forestales, a la ya conocida BRIF hay que añadir las cuadrillas de tierras, las brigadas helitransportadas, los equipos de Bulldozers y autobombas, el personal de vigilancia y comunicación (torretas y emisoristas) y agentes medioambientales. Por ello, garantizar la seguridad de nuestros montes y campos es garantizar un empleo digno y estable y sobre todo garantizar el futuro de nuestro medio rural.

Las y los jóvenes comunistas seguiremos en la pelea por un futuro digno para toda la población rural, en la pelea contra la explotación masiva de los recursos naturales y en la pelea contra el continuo crecimiento salarial de las oligarquías.

Defender nuestro ecosistema es luchar contra el beneficio de unos pocos.

Luchar por los derechos de las y los bomberos forestales es proteger el entorno y su gente.

Luchar contra el Capitalismo es garantizar la vida de nuestro planeta