El desastre ecológico que están provocando los incendios en el Estado
Español (y en el resto de la península ibérica) nace de la premisa de máximo
beneficio de las grandes empresas y constructoras que ven en la quema
indiscriminada del terreno una oportunidad de incrementar su tasa de ganancia.
Es en este punto es donde Capitalismo y Medio Ambiente vuelven a entrar en
contradicción. La necesidad de la oligarquía de seguir mejorando sus
condiciones de vida provoca la desaparición de nuestra flora y fauna y además
destruye una de las principales fuentes de ingreso de la población rural: la
agricultura y los bosques.
Este incremento de beneficios no viene sólo derivado de la oportunidad de
conseguir los terrenos a coste cero sino que muchas empresas forestales salen
ganando con la retirada de la madera quemada y con la repoblación de los
montes. Todo ello precarizando a las y los trabajadores forestales que viven
cada verano bajo una losa de fuego.
En la actualidad los servicios contra incendio y el sector forestal no está
profesionalizado, lo que supone falta de estabilidad en el empleo (siendo un
trabajo de pocos meses al año), precariedad, ausencia de formación, bajos
salarios en un sector peligroso, ausencia de reconocimiento de las enfermedades
profesionales y la ausencia de un trabajo alternativo cuando no se puede
combatir en primera línea de fuego. Esto unido a la diversidad de normas (o
ausencias de las mismas) en las diferentes Comunidades Autónomas, la ausencia
de convenio o el descuelgue por parte de las empresas concesionarias del
servicio.
El hecho de que se trate de un empleo temporalizado impide realizar un
proyecto de vida, que además unido a los recortes y falta de inversiones,
impiden un trabajo de prevención que evite o mengue el riesgo de incendio. Como
muchas y muchos expertos coinciden los incendios ‘se apagan en invierno’,
además de que esta prevención es más barata y es más sostenible social y medioambientalmente.
Un empleo con una mayor estabilidad y seguridad ayudaría a frenar el abandono
del medio rural que muchas y muchos jóvenes sufren en busca de oportunidades,
ya que ayudaría a fijar población que se dedique a la tareas de prevención y
repoblación. Cabe recordar que existen diferente labores dentro de los
profesionales forestales, a la ya conocida BRIF hay que añadir las cuadrillas
de tierras, las brigadas helitransportadas, los equipos de Bulldozers y
autobombas, el personal de vigilancia y comunicación (torretas y emisoristas) y
agentes medioambientales. Por ello, garantizar la seguridad de nuestros montes
y campos es garantizar un empleo digno y estable y sobre todo garantizar el
futuro de nuestro medio rural.
Las y los jóvenes comunistas seguiremos en la pelea por un futuro digno
para toda la población rural, en la pelea contra la explotación masiva de los
recursos naturales y en la pelea contra el continuo crecimiento salarial de las
oligarquías.
Defender nuestro ecosistema es luchar contra el
beneficio de unos pocos.
Luchar por los derechos de las y los bomberos
forestales es proteger el entorno y su gente.
Luchar contra el Capitalismo es garantizar la vida
de nuestro planeta